Por Shlomo Ben-Ami
Israel es uno de los mayores casos de éxito de los tiempos modernos. Una nación renació gracias a los supervivientes del Holocausto y las comunidades judías desarraigadas que, principalmente mediante la calidad de su capital humano, crearon una economía próspera y una de las agriculturas más innovadoras del mundo y resucitaron una lengua muerta.
Además, mantuvieron, contra viento y marea, una democracia que, por imperfecta que sea y por deficientemente que funcione, no deja de estar asombrosamente viva. Y, aun así, en su sexagésimo aniversario, Israel se encuentra en una encrucijada. De hecho, el Primer Ministro israelí Ehud Olmert ha advertido sobre “el fin del Estado judío”, si el país permanece empantanado en los territorios ocupados y no se crea un Estado palestino...
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Ani Yehudi
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