Ani Yehudi

jueves, 2 de octubre de 2008

Cenando con el enemigo.

¿Qué servirle a un islamista iraní que tiene hambre de poder?
Por Clifford D. May

Entre las lecciones por aprender debido a la debacle en Wall Street: el cambio no siempre es para mejor. Y hasta instituciones que parecen grandes, fuertes y duraderas pueden derrumbarse en un instante.

Lecciones como éstas son especialmente relevantes esta semana cuando el presidente iraní Mahmud Ahmadineyad hace otra visita al cuartel general de la ONU en Manhattan. La mayoría de americanos sabe que es alguien despreciable y que representa al principal patrocinador de terrorismo en el mundo. La mayoría es consciente que su régimen ha favorecido la matanza de tropas americanas en Irak, que viola los derechos humanos más básicos en su país y que está desarrollando armas nucleares para proyectar poder al extranjero. Pero la ortodoxia sostiene que aunque Irán puede representar una amenaza existencial para Israel, Estados Unidos no está en inminente peligro.

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