Por Rafael Bardají
Dos han sido los aspectos del Irán de Jomeini que han hecho de este país una amenaza para la seguridad internacional: su naturaleza islamista revolucionaria y expansiva; y su ansia por dotarse de un arma nuclear a toda costa, engañando a la comunidad internacional y violando sus compromisos con la Agencia Internacional de la energía Atómica. Ninguno de estos dos peligrosos rasgos se ha debilitado tras los acontecimientos en torno a las pasadas elecciones del 12 de junio. Al contrario, con la represión del movimiento de protesta, el poder se ha concentrado en una facción más radical, dispuesta para una actitud más confrontacional con Occidente y convencida y entregada a exportar la revolución jomeinista allende sus fronteras. Y, para ello, necesitada de tener la bomba atómica como instrumento de santuarización, de chantaje e intimidación y, no hay por qué descartarlo, de uso terrorífico....
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Ani Yehudi
viernes, 31 de julio de 2009
Irán tras la represión: consecuencias estratégicas
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