Ana Jerozolimski
Jerusalem
Hace mucho que el Líbano está preso. Del fanatismo, del extremismo, de la radicalización
integrista de Hizbalá que llevó tragedia a la población del sur del país , al actuar en
nombre de intereses extranjeros dictados por Teherán y del aprovechamiento de la vecina
Siria.
Ya ni hablamos del gran beneficio que tendría la población civil libanesa si en lugar de
lidiar con contra-ataques israelíes a las provocaciones de Hizbalá en la última guerra, y de
la OLP años antes, hubiese podido simplemente disfrutar de los avances tecnológicos,
científicos, agrícolas de Israel, que compartió siempre y sigue compartiendo con diferentes
partes del mundo.
El problema es cuando las autoridades de un país manchan su propia dignidad y con ello
impregnan de vergüenza a su propia gente...
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Ani Yehudi
jueves, 5 de marzo de 2009
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