Marcos Aguinis
La democrática y bella Noruega, por medio de una decisión real (o de los asesores del rey Harald V y su esposa, Sonia), se ha metido en un innecesario problema: celebrar a un escritor nazi. La excusa se basa en que cabe diferenciar entre la calidad de una obra y la vileza de una conducta. Un criminal puede ser también un buen artista, y los ejemplos sobran. Knut Hamsun fue un novelista noruego que ganó el Premio Nobel en 1920. Adquirió fama por dos obras escritas mucho antes: Hambre (1890) y Pan (1894).
Como en todos los asuntos humanos, la cuestión no se reduce a blanco y negro. Por eso cautiva reflexionar sobre los matices. Ahora se cumplen 150 años de su nacimiento, un número redondo que estimularía a hacer algo. Pero ¿es suficiente para organizarle un exclusivo museo, desplegar intensos programas de actividades, usar fanfarrias y dedicarle todo el año? ...
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Ani Yehudi
viernes, 28 de agosto de 2009
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